Erupción solar

Entre los distintos tipos de bombas nucleares se encuentra la bomba de hidrógeno. La primera bomba de hidrógeno fue detonada en Eniwetok, atolón de las Islas Marshall, guante la prueba Ivy Mike el 1 de noviembre de 1952, con marcados efectos en el ecosistema de la región. La temperatura llegó a alcanzar en la “zona cero”, es decir, en el lugar de la explosión, más de 15 millones de grados durante unas fracciones de segundos.

Imaginen ahora una explosión con una energía equivalente a decenas de millones de bombas de hidrógeno. Esto ocurre en la fotosfera del Sol, y los científicos lo llamamos Erupción Solar.

Las Erupciones Solares tienen lugar en la corona solar y la cromosfera. Por si acaso se sienten desorientados recordaremos que la corona solar es la capa más externa del Sol, compuesta de plasma y se extiende más de un millón de kilómetros desde su origen sobre la cromosfera, que es una capa delgada de la atmósfera del sol por encima de la fotosfera.

Estas erupciones calientan plasma a decenas de millones de grados kelvin y aceleran los electrones, protones e iones más pesados resultantes a velocidades cercanas a los 299. 792. 458 m/s, el valor aproximadamente de la constante universal de la velocidad de la luz. Se producen radiaciones electromagnéticas en todas las longitudes de onda del espectro electromagnético, desde los más cortos rayos gamma hasta largas ondas de radio.

Es alrededor de las manchas solares donde suelen manifestarse la mayoría de las erupciones, donde emergen intensos campos magnéticos de la superficie del Sol hacia la corona. Las erupciones tardan sólo unos minutos en liberar su energía.

Cuando el Sol está particularmente “activo” estos sucesos pueden repetirse con una frecuencia de varias veces al día y durante varios días seguidos. Sin embargo cuanto el Sol está “tranquilo” las repeticiones pueden llegar a tener una distancia temporal de una semana. La actividad solar varía en un ciclo de once años. En la cúspide del ciclo solar suele haber más manchas en el Sol, por lo tanto se producen más erupciones.

Las Erupciones Solares se clasifican como A, B, C, M o X, dependiendo del pico de flujo de rayos X en vatios por metro cuadrado (W/m2) de 100 a 800 picómetros en las inmediaciones de la Tierra, medidos en la nave GOES. Cada clase tiene un pico de flujo diez veces mayor que la anterior, teniendo las erupciones de clase X un pico del orden de 10-4 W/m2. Dentro de una clase hay una escala lineal de 1 a 9, así que una erupción X2 tiene dos veces la potencia de una X1, y es cuatro veces más potente que una M5. Las clases más potentes, M y X, están asociadas a menudo con varios efectos en el entorno espacial cercano a la Tierra. Aunque se suele usar la clasificación GOES para indicar el tamaño de una erupción, es sólo una medición.

Las eyecciones de masa coronal, asociadas a las Erupciones Solares, influyen notablemente en nuestra meteorología solar local. Producen flujos de partículas muy energéticas en el viento solar y la magnetosfera terrestre que pueden presentar peligros por radiación para naves espaciales y astronautas. Las Erupciones Solares también liberan una enorme cantidad de partículas de alta energía que conocemos como tormenta de protones. El peligro que esto conlleva es que los protones pueden atravesar el cuerpo humano, provocando daño bioquímico.

Estos sucesos se observaron por primera vez en el Sol en el año 1859. También se han observado erupciones en otras estrellas.

La muerte del Sol

Por sí solo, el sol representa alrededor del 98,6% de la masa del Sistema Solar. La distancia media del Sol a la Tierra es de aproximadamente 149.600.000 de kilómetros, o 92.960.000 millas, y su luz recorre esta distancia en 8 minutos y 19 segundos. La energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de vida en la Tierra a través de la fotosíntesis, y conduce el clima de la Tierra y la meteorología.

El Sol se formó hace 9.000 millones de años. Cuando su combustible se agote comenzará a hacerse más y más grande, hasta convertirse en una gigante roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se convertirá en una enana blanca, que puede tardar un trillón de años en enfriarse. Se formó a partir de nubes de gas y polvo que contenían residuos de generaciones anteriores de estrellas.

En el interior del Sol se producen reacciones de fusión en las que los átomos de hidrógeno se transforman en helio, produciéndose la energía que irradia. 

Llegará un día en que el Sol agote todo el hidrógeno en la región central al haberlo transformado en helio. La presión será incapaz de sostener las capas superiores y la región central tenderá a contraerse gravitacionalmente, calentando progresivamente las capas adyacentes. El exceso de energía producida hará que las capas exteriores del Sol tiendan a expandirse y enfriarse y el Sol se convertirá en una estrella gigante roja. El diámetro puede llegar a alcanzar y sobrepasar al de la órbita de la Tierra, con lo cual, cualquier forma de vida se habrá extinguido.

La muerte de las estrellas, Supernovas

Una supernova es una gran explosión cósmica que tiene lugar bajo determinadas circunstancias en una estrella en la que se emite gran cantidad de energía y materia a gran velocidad. Si se analiza el espectro de la radiación que emiten, se pueden clasificar en dos tipos: las supernovas de tipo II, que son aquellas en las que el espectro contiene líneas de emisión de hidrógeno, y las de tipo I en las que no aparecen
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Al contrario de lo que cabría pensar al contemplar nuestro Sistema Solar, la mayoría de las estrellas no son solitarias sino que forman sistemas binarios, es decir, parejas de estrellas orbitando alrededor de un centro de masas común. Normalmente cada una de las estrellas que forman el sistema tiene un ciclo vital independiente. Pongámonos en el caso en el que una de las estrellas no tuviera más de 9-10 masas solares. Imaginemos ahora que dicha estrella completara su secuencia principal, evolucionando posteriormente hacia una gigante roja y reduciéndose finalmente a una enana blanca compuesta principalmente por elementos pesados como el carbono o el oxígeno producto de la fusión del helio.

Aunque sigue realizando procesos de fusión en su núcleo, lo hace a un ritmo extremadamente lento, tanto que, teóricamente, la fuerza de la gravedad sería suficiente para hacer que colapsara. Lo que impide que esto ocurra tiene un nombre propio, y es la presión de degeneración de electrones. Por decirlo de alguna forma, a los electrones no les gusta estar juntos. Cuando la estrella se comprime lo suficiente, los electrones se empiezan a repeler entre sí, lo que se traduce en una presión que evita que la estrella colapse sobre sí misma.

Retomemos ahora el ejemplo anterior. Teníamos una enana blanca orbitando alrededor de una estrella que puede encontrarse en su secuencia principal o en la etapa de gigante roja. Si esta estrella está lo suficientemente cerca, se produce una acreción de materia desde ella hacia la enana blanca debida al intenso campo gravitatorio que genera esta última como consecuencia de su gran densidad. Conforme aumenta su masa, el interior se calienta a su vez, llegando un punto en el que la temperatura en el interior es suficiente para iniciar la fusión del carbono.

Una vez que se inicia este proceso, gran parte de las reservas de oxígeno y carbono se consumen en cuestión de segundos, produciéndose una potente deflagración que se extiende a lo largo de toda la estrella. La inmensa cantidad de energía generada crea una potente explosión, liberando ondas expansivas en las que se expulsa materia a grandes velocidades que alcanzan hasta un 3% de la velocidad de la luz. Este tipo de supernovas son las denominadas de Tipo Ia.

Tienen la particularidad de que, dado que el proceso de fusión se inicia con una cantidad determinada de masa, las características de estas supernovas son muy similares entre sí, de forma que el brillo que emiten es prácticamente el mismo bajo cualquier circunstancia. Por ello se utilizan como candela estándar. Esto quiere decir que, midiendo el brillo aparente de las supernovas de tipo Ia observadas desde la Tierra, se puede saber la distancia a ellas según éste sea más o menos intenso.

Las estrellas que tienen más de 9-10 masas solares, sufren un proceso completamente distinto a los anteriores casos mencionados. A diferencia de las estrellas con menos de 9 masas solares, en el interior de este tipo de estrellas se generan las temperaturas y presiones suficientes como para que, una vez fusionado el helio en carbono, éste pueda continuar fusionándose. El interior de la estrella queda entonces dividido en capas, como si de una cebolla se tratase, con los elementos más pesados situados cerca del núcleo.

 Este proceso de fusión continuará hasta que en el interior se forme un núcleo de hierro. La fusión del hierro no genera la suficiente energía como para sostener a la estrella. Lo único que impide que la estrella colapse es la presión de degeneración de electrones que ya hemos mencionado. Sin embargo, las capas exteriores al núcleo continúan fusionando elementos en hierro, aumentando de esta forma la masa del núcleo. Cuando se supera el límite de 1,4 masas solares, denominado límite de Chandrasekhar, ni siquiera la presión de degeneración es suficiente, y el núcleo acaba por ceder, contrayéndose rápidamente.

En este momento, los electrones y los protones se acercan lo suficiente como para unirse, formando neutrones y neutrinos en el proceso. La rápida contracción provoca que los neutrones sufran una serie de rebotes, que golpean las capas exteriores al núcleo con la suficiente fuerza como para expulsarlas de manera violenta, creando una supernova. Las de este tipo reciben el nombre de supernovas de Tipo II. Tras la explosión en el interior de la estrella suele persistir una densa esfera formada por neutrones, las ya conocidas estrellas de neutrones, que eventualmente darán lugar a los púlsares.

Tanto las supernovas de tipo I como las de tipo II dejan un rastro tras de sí, un halo de materia caliente que se extiende varios millones de kilómetros alrededor de donde antes se encontraba la brillante estrella, formando las coloridas nebulosas que conocemos como remanentes de supernovas.

Sin embargo las supernovas de tipo II son de gran interés, ya que son el origen de todos los elementos pesados que forman el universo. El hierro que forman las vigas de los edificios, el calcio que compone nuestros huesos, el oxígeno que respiramos, todo proviene de estas brillantes explosiones que tiene lugar constantemente a lo largo de todo el Universo. Además, se ha comprobado que las supernovas de este tipo también son una de las mayores fuentes de neutrinos. 

Un muerto y decenas de heridos tras un tornado en Tokio

Al menos una persona falleció y cerca de 40 resultaron heridas tras el paso de un tornado en las regiones de Ibaraki y Tochigi, al norte de Tokio.

La víctima era un adolescente de 14 años que resultó herido durante el temporal, que ha llegado acompañado de fuertes lluvias y vientos huracanados que han dañado unas 250 viviendas.

Asimismo, cerca de 20 mil casas de las provincias de Tochigi, Ibaraki y Saitama sufrieron cortes en el suministro eléctrico debido a la tormenta.
Los expertos se preguntan el porqué de este suceso y afirman que puede estar relacionado con la fuerte atracción que está generando la estrella solar sobre la tierra.

Debido a que el sol ha crecido enormemente en los últimos años, se originan fuertes vientos que dan lugar a estos poderosos tornados capaces de arrasar con todo lo que encuentren a su paso.

Fuente: Agencia

Una vez más, los mayas nos dan la razón

Arqueólogos norteamericanos han encontrado una pequeña habitación en unas ruinas mayas, donde los antiguos escribanos usaban sus paredes como pizarra para realizar el seguimiento de los registros astronómicos y el complicado calendario de la sociedad de hace 1.200 años.

Los muros más antiguos revelan las tablas astronómicas más conocidas de los mayas. Los científicos ya sabían que tenían que haber registrado estos datos, pero hasta ahora los ejemplos conocidos más antiguos datan de unos 600 años más tarde.

Los registros astronómicos fueron claves para el calendario maya, que ha conseguido mucha popularidad debido a los datos que predicen el fin del mundo para el mes de diciembre de este año. Los expertos dicen que confirman esas predicciones. El nuevo hallazgo proporciona bastante seguridad al respecto: los cálculos, aunque señalan claramente el año 2012, incluyen también un periodo posterior de 1000 años, con lo que el fin del mundo podría producirse un poco más tarde.

"¿Por qué aparecen esos números si el mundo va a llegar a su fin este año?" observa Antonhy Aveni de la Universidad Colgate de Hamilton (Nueva York), un experto en astronomía maya. "Se podría decir que aunque la humanidad llegue a su fin este año, el planeta resistirá un poco más."

Aveni, junto con William Saturno, de la Universidad de Boston, han publicado el descubrimiento en la edición del viernes de la revista Science.

La habitación, con un poco más de 6 metros cuadrados, es parte de un gran complejo de ruinas mayas en la selva tropical de Xultún en el noreste de Guatemala. Las paredes también contienen los retratos de un rey sentado y algunas otras figuras, que no tienen conexión con los escritos astronómicos, explicaron los científicos.

Una de las paredes contiene un calendario basado en las fases de la luna, que abarca unos 13 años. Los investigadores creen que podría haber sido utilizado para realizar un seguimiento de la deidad que estaba supervisando la luna en determinados momentos.

Aveni dijo que este calendario permitía que los escribas predijeran la aparición, con un par de años de antelación, de la fase de Luna llena. Este registro fue clave para la astrología maya y sus rituales, y tal vez se utilizó para informar al rey en el momento de ir a la guerra o de lo bien que los cultivos irían ese año.

"Lo que tenemos aquí es la astronomía impulsada por la religión", dijo.

En una pared adyacente se aprecian unos números que indican cuatro intervalos de tiempo de aproximadamente 935 a 6.700 años. No está claro lo que representan, pero tal vez los escribas estaban haciendo cálculos sobre observaciones combinadas de importantes eventos astronómicos como los movimientos de Marte, Venus y la Luna.

¿Por qué se molestan en hacer eso? Tal vez los escribas eran "frikis” que simplemente se dejaron llevar con la realización de este tipo de cálculos y cálculos, que probablemente iban más allá de las necesidades de la sociedad de aquel tiempo", sugirió Aveni.

Otros expertos en la cultura maya han declarado que estos descubrimientos suponen un avance significativo en la comprensión de la historia de esta civilización.

"Es realmente una maravillosa sorpresa", dijo Simon Martin, co-director de una exposición sobre el calendario maya en la Universidad de Pensilvania.

“Si bien los resultados del trabajo de los escribas eran conocidos por las tallas que se encuentran en algunos monumentos, en realidad nunca hemos sido capaces de encontrar un espacio de trabajo como este. Realmente estamos ante un descubrimiento intrigante", concluyó Martin.

Fuente: Foxnews

Por tanto, podemos decir que, aunque se encuentren muy lejos en la línea temporal, la civilización maya podía haber tenido datos, fundados o infundados, sobre lo que en la actualidad hemos descubierto: el principio de un ciclo solar nuevo y el consiguiente peligro de muerte para la humanidad.

Detectan una región de manchas solares 11 veces más grande que la Tierra

Un grupo de manchas solares 11 veces más grandes que la Tierra se giró hacia nuestro planeta el pasado fin de semana, lo que ha elevado la posibilidad de que se produzcan intensas llamaradas que podrían hacerse notar en forma de auroras boreales esta noche.

La región de manchas solares (AR1476) mide casi 100.000 kilómetros de ancho, según la web CNET. Por este motivo, los científicos del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (SDO) la han calificado como "monstruosa" y han señalado que "existe un 70% de posibilidades de que provoquen llamaradas de clase M", las segundas más poderosas.

La región es tan grande, apunta la web Spaceweather, que se puede ver incluso sin necesidad de telescopios, aunque advierten que los fotógrafos no deberían mirarlas directamente, sino a través de las pantallas de las cámaras.

Existe un 70% de posibilidades de que provoquen llamaradas de clase M.

Las manchas se hicieron visibles durante el fin de semana y provocaron dos eyecciones de masa coronal que podrían llegar a la Tierra esta noche y causar tormentas geomagnéticas e incluso auroras en latitudes altas, según el Centro de Predicción del Clima Espacial NOAA.

Las partículas solares, indican los expertos, se desplazan a 1,5 kilómetros por horas, aunque no todas se dirigen hacia la Tierra, por lo que no se espera que afecten a los satélites ni a otros equipos susceptibles al clima espacial.

Fuente: RTVE.es

El Polo Sur se calienta

Científicos han revelado que la capa helada del Polo Sur está desapareciendo mucho más rápidamente de lo previsto. La razón de este acontecimiento se debe a las aguas cálidas, que la derriten a ritmos vertiginosos. Nos encontramos entonces ante un importante suceso que amenaza la futura existencia de varios estados isleños.

Los investigadores han analizado las imágenes que fueron obtenidas a través del “ICESat”, satélite de la NASA, según las cuales el aumento de las aguas del Océano Antártico es un peligro que alcanza la misma importancia que el aumento de la temperatura atmosférica.

Las aguas cálidas, que además van incrementando vertiginosamente su nivel de acidez, se “comen” las capas bajas de hielo flotante que rodea la Antártica, cuyos suelos están prácticamente cubiertos de glaciares. Más de 4,5 millones de mediciones han revelado que desaparecen hasta siete metros de capa helada por año, cantidad superior a lo pronosticado.

Pero el gran peligro que conlleva el aumento del nivel del océano mundial, va ligado a la posibilidad de que los glaciares que se hallan en las tierras de la Antártida se derritan. El deshielo es muy acelerado y supone que el hielo continental, al caer al agua, eleve el nivel de los océanos mundiales. Este proceso del deshielo se acelera cada año, aumentando la amenaza de inundación en las zonas costeras de muchos países y la total desaparición de, como hemos visto anteriormente, muchos estados isleños.

Nuestro planeta dispone de un escudo magnético que desvía los protones, enviándolos hacia la periferia del sistema solar. Pero este escudo tiene dos puntos vulnerables, uno sobre el polo Norte y otro sobre el polo sur, y parte de los protones consiguen entrar en la atmósfera. Aparecen entonces espectaculares auroras boreales en las regiones polares, no sólo las auroras verdes características que dibujan los átomos de nitrógeno en las capas más altas de la atmósfera. También auroras de colores rojizos, dibujadas por átomos de oxígeno en capas más bajas.

Es tan intensa esta tormenta solar que en Canadá induce corrientes magnéticas a ras del suelo. También provoca sobrecargas en transformadores de alta tensión. En Quebec donde el invierno es frío, cae la red eléctrica y durante nueve horas, cinco millones de personas se quedan sin electricidad. En el país las perdidas se estiman en 2.000 millones de dólares. Las redes resisten en algunos lugares como Estados Unidos y el Reino Unido, pero las compañías eléctricas se encuentran con decenas de transformadores inoperantes. Las agencias espaciales han perdido la comunicación de manera temporal con 1.600 naves y satélites.

De cara a los próximos meses, se pronostica un aumento de este tipo de fenómenos. "No podemos predecir cuándo llegará el ciclo solar a su punto culminante ni qué intensidad alcanzará, pero está claro que en estos momentos hay un aumento de actividad del Sol", informa Blai Sanahuja, especialista en física solar y heliosférica del Institut de Ciències del Cosmos en la Universitat de Barcelona.